Hubo un tiempo en que estos dos vestidos de Chanel fueron mis trajes de novia favoritos. Ya no lo son, pero les tengo cariño.

En caso de que volvieran a estar entre mis elegidos los acompañaría con una de las míticas flores de Suma Cruz en el pelo y unas cuantas flores silvestres como ramo. Sin más.

Y es que como ya dije en las entradas Bali Love, la tentación de pasar de todo y optar por la sencillez, cada vez es más fuerte.