Vi alguna foto de la boda de Clementina y Giacinto en Instagram, a través de los stories de Ferchi de la Puente. Fue el 9 de julio en Bernalda, al sureste de Italia, con un vestido de novia de Romancera. Me puse en contacto con Clementina que me ha contado muy cariñosa que se conocieron el verano 2017 en un viaje con amigos por Sicilia; unas semanas después, se escaparon ellos dos solos a Tunisia donde se enamoraron. Han vivido durante cinco años entre Roma, Londres y Milán y, en octubre 2021, Giacinto le pidió que se casara con él en Montalto di Castro, el campo donde viven ahora con su perro Kiplo.
El día de la boda, Antonio Pruno se encargó del maquillaje y peinado de la novia.
Los pendientes fueron un regalo de su madre hechos a mano por Brigitte L con color azul y coral blanco. La diseñadora les envío una poesía con la que se inspiró para crearlos:
C’est l’heure que je préfère,
On l’appelle l’heure bleue
Où tout devient plus beau, plus doux, plus lumineux
C’est comme un voile de rêve
Qu’elle mettrait devant les yeux
Cette heure bien trop brève
Et qui s’appelle l’heure bleue…
F H
«Mi vestido maravilloso está diseñado por Tamara de Romancera«. Se conocieron en Madrid en noviembre y Clementina venía una vez al mes desde Roma con su madre para las pruebas. «La palabra que le dije a Tamara para describir lo que me imaginaba era “nube”».
El ramo de flores lo hizo la madre de la novia con peonías, sus flores favoritas, combinadas con verde.
La madre de Clementina, que lleva un vestido color coral, encargó su tocado en Mimoki.
Giacinto y su padre se hicieron un traje de lino irlandés a medida en Roma. «Decidimos que el dress code fuese fresco porque las temperaturas son muy altas aquí en verano». Además, el novio llevaba una corbata que perteneció al padre de Clementina.
La ceremonia fue a mediodía en la iglesia antigua de San Bernardino da Siena. Donde se casaron los padres de la novia en 1990. «Quisimos casarnos de día porque los colores y las luces son más vivos con el sol». Las flores eran de Sartoria Floreale y las colocaron en cestos hechos a mano por un artesano con el que Clementina trabajó hace unos años para su firma de decoración The Palmist.
Clementina entró en la iglesia con Luigi, su hermano, porque el padre de ellos falleció.
Aprovecharon el viaje a Madrid para encargar también los vestidos de los niños que iban con conjuntos de Labubé en lino azul y blanco.
Después, organizaron un cóctel y una comida servida por el catering Maglio en la casa de los abuelos de la novia en Puglia.
La música era muy importante para los novios. «Somos italianos, pero nos sentimos completamente latinos así que buscamos una banda que fuese capaz de trasmitir la alegría de las melodías de España, Colombia, Brasil…». Giacinto dio con el grupo Los Amigos a través de Internet para el aperitivo.
Después, para la fiesta, Clementina encontró en Instagram Apple Jacks que pincharon toda la noche.
Todas las fotos son y el vídeo son de Andrea Antohi.
Otros artículos relacionados:
– Tres días de boda en Venecia
